- Los que escriben un diario, es porque se sienten solos.
+ No es verdad. Es porque tienen algo que contar, porque su vida es diferente. Y, aunque nunca lo confiesen, siempre esperan que alguien lo descubra, lo lea a escondidas para así poder conocer la verdadera personalidad del autor.

martes, 21 de junio de 2011

Tienes razón. Nos falta algo. Nos falta valor.

La impotencia recorría cada centímetro de mi cuerpo. ¿Cómo me pides que te entienda? Como puedo entender algo así. No. No puedo entenderte, joder. No puedo entender que sientas y no sientas nada a la misma vez. No puedo. No puedo soportar que te pongas celoso, que te acuerdes de mi al escuchar esa canción, que me digas que soy “tu pequeña”, que no quieres ser un error, un lío estúpido, que me echas de menos, y ahora me digas esto. Me digas que no sabes, que falta algo.
Claro que falta algo. A ti te faltan dos ojos y un cerebro para darte cuenta de que lo que tienes delante está que se muere por tus huesos, y que esta dispuesta a todo por ti.
Y a mi me falta el valor para decirte que sin ti no puedo seguir, que te necesito, que eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.
En cambio me quedo callada, y sin que tú te des cuenta derramo alguna que otra lágrima mientras te digo que no entiendes nada, que soy rara, complicada de entender. 
Si en realidad supieras que lo mío es mucho mas simple que lo tuyo, que es tan sencillo, tan fácil. Simplemente te quiero.
Pero cuanto valor me hace falta para explicar esto que siento. Cuanto valor me hace falta, todo aquel valor que perdí por miedo al amor. Porque la verdad es que le tengo tanto miedo a ese sentimiento, que ese miedo es el culpable de que hoy esté aquí fumando lo que suelo fumarme en un mes, de brazos cruzados, llorando, pensando que lo nuestro se terminó para siempre. Es el culpable de que no vaya a buscarte y decirte lo que en realidad siento, el culpable de que no siga luchando por ti, por lo nuestro. Le tengo tanto miedo que no tengo valor de decirte que quiero estar contigo para siempre, por el simple hecho de que sé de sobra que el amor va ligado al dolor. Y yo no quiero más dolor. Yo no quiero que me vuelva a pasar lo que una vez pasó.
Lo siento cariño, tenias razón, falta algo. Falta valor. Porque de amor, nos sobra, nos rebosa. Queremos querernos, pero tenemos tanto miedo, que ni la ilusión llama a nuestra puerta. 

viernes, 17 de junio de 2011

Gracias.

Me encontraba entre sus brazos. Me sentía tan bien entre ellos, tan protegida. Mi cabeza apoyada en su pecho, escuchando el “BUM-BUM” de su corazón. En silencio.
Momentos antes habíamos discutido, yo le echaba en cara las llamadas a otra y él que le hablase tanto de aquel capullo. La verdad es que aquello que quisiera que tuviésemos estaba como creciendo. Era algo extraño, y más extraña me sentía al pensar en ese sentimiento que no con sigo ponerle nombre.
Aquello, el hecho de que se estuvieran llamando me superaba, y mis ganas de llorar no eran pocas, por más que lo intente no pude retenerlas por más tiempo, y comencé a llorar. Por un momento pensé en ponerme mis cascos y escuchar alguna canción a máximo volumen. Dejar que aquel “Chunta-chunta” me machacara los oídos y no pensar en nada. Pero fue entonces cuando me abrazo fuertemente contra su pecho, su latido era la mejor melodía que podía escuchar en esos momentos, estar allí entre sus brazos era lo que realmente necesitaba para desconectar, para no pensar en nada y dejar de llorar.
Con un suave hilo de voz dijo, “no te preocupes, pequeña.”
- Dímelo otra vez.
- Decirte ¿qué?
- “Mi pequeña”. Dime otra vez, que soy tu pequeña, que siempre lo seré.
Sonrío.
- Pues claro, siempre serás mi pequeña. Esa de sonrisa permanente, esa que a veces sin querer llora. Esa que cree tener demasiados problemas. Siempre serás esa pequeña que ocupa de una manera especial mi corazón. Siempre serás mi pequeña, esa pequeña que comete grandes locuras, que tiene grandes sueños y un corazón lleno de ilusiones por cambiar el mundo. Esa pequeña celosita que juega con mi nariz antes de besarme, esa que con solo abrazarla fuertemente contra mi pecho es capaz de olvidarse de que mañana tiene un examen muy importante de física, y como suspenda le queda para septiembre.
- Prométemelo. Prométeme que si algún día esto acaba a ninguna otra le dirás “mi pequeña”. Y que siempre me recodarás, siempre. Que al mirar al pasado, dirás con cariño que yo fui tu pequeña. Por que yo jamás te olvidaré. Siempre serás él que logró comprenderme de verdad, él que me entendía con la mirada y con solo un abrazo era capaz de solucionar todo. Él único que vio más allá de mi piel y entendió que lo nuestro no iba a ser nada fácil y a pesar de ello siguió a mi lado.
- Te lo prometo, pequeña.
Le besé. Le besé esos labios que me volvían loca. Le besé con muchas ganas, quería que sintiera ese beso, más que ningún otro en todo este tiempo.
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por estar en mi vida. Por hacer que todo sea diferente. Por aguantarme esos días de más y de menos. Por quererme. Por hacerme ver los problemas pequeños. Por estar siempre a mi lado. Por todo. Gracias.