Hoy en día sigo siendo la misma inculta en el fútbol que lo era antes, incluso más, pero he aprendido a admirar porque es eso lo que ellos me han enseñado, a admirar. Admiro su capacidad, sus ganas por darlo todo en el campo, admiro su pasión y su amor por el fútbol. Ellos, cada uno de sus jugadores me han enseñado que el fútbol no es simplemente dar patadas a un balón, que porque a mi no me guste ni lo entienda, no quiere decir que sea una tontería. Me han enseñado a que el fútbol es más que ir corriendo tras un balón, me han enseñado que el fútbol es amistad, ganas de seguir luchando a pesar de las derrotas, complicidad, compañerismo, es la combinación de seriedad y diversión, una mezcla infinita de sentimientos capaces de sacar lo mejor de ti. Me han enseñado ha admirar un sentimiento que jamás entenderé, y la verdad es que conocerlos es una de las mejores cosas que me ha pasado en esta vida.
No siempre podré estar presente (físicamente) en cada partido, pero dónde yo esté, entre apuntes, durmiendo, o haciendo la pava como siempre, un trozo de mi corazón siempre será Kasi Messi, y os estaré animando.