Una cota de malla contra la desdicha

Siempre está, auque no esté, está. Pase lo que pase, el siempre está a mi lado, en mis peores días y en los mejores. Cuando más le necesito está, aunque le diga que se vaya, aunque le insulte o me ría de él, aunque le haga daño él nunca me deja sola, siempre está ahí. Cuando estoy enfadada con el mundo, cuando estoy de malhumor, él está a mi lado, siempre. Él está ahí dandome la mano, agarrandome fuerte, él está ahí diciendome "Eh, nena yo estoy aquí, te quiero pase lo que pase" aunque nadie le ve, aunque nadie le escuche yo sé que el siempre está ahí. Y me he acostumbrado a ello, a que siempre esté, a que nunca me deje sola, a que me coga de la mano y me sonría. Me he acostumbrado a sus "te quiero", a que aguante mis tonterías, a que me perdone. Me he acostumbrado a las noches junto a él, a sus besos, a la felicidad que me aporta. Me he acostumbrado a que se presente todos los domingos en casa de mi abuela con una bolsa de mis caramelos favoritos, a que ceda a todos mis caprichos, aunque no esté de acuerdo. A que cada 17 de marzo se presente en mi casa con una rosa en la mano, y que cada dos por tres "discutamos" por el nombre que le pondremos a nuestros hijos. Me he acostumbrado a él. Y ahora tengo miedo. Tengo miedo de perderle. Tengo miedo de que se canse y perderlo todo.
Pero en esta vida no se puede vivir con miedo, asi que dedicaré todo el tiempo que estemos junto, a quererte más que el día anterior. Te dedicaré toda mi vida. Porque no te mereces menos.