- Los que escriben un diario, es porque se sienten solos.
+ No es verdad. Es porque tienen algo que contar, porque su vida es diferente. Y, aunque nunca lo confiesen, siempre esperan que alguien lo descubra, lo lea a escondidas para así poder conocer la verdadera personalidad del autor.

sábado, 5 de marzo de 2011

Cambié un rubio por otro mucho mejor.

Estoy aquí a un paso de hablarle, puedo hacerlo, tengo ganas, muchas ganas, pero no debo, tengo que aguantar, y cuanto más lo miro más lo quiero. Quiero saludarle y darle un abrazo fuerte, muy fuerte, tanto que le deje sin respiración, un abrazo que le haga entender que no quiero que se vaya. Nunca, jamás. Pero en cambio estoy aquí mirándole, quita, inmóvil, desesperandome por momentos. Me muerdo las uñas, y cada vez estoy más nerviosa, busco desesperadamente un cigarro en el bolso, estoy segura que tengo uno por ahí, entre mis cosas, se que tiene que estar por aquí aquel cigarro, el que guardaba tan cuidadosamente para él. Sí, lo guardaba para él, pero ya estaba cansada de esperar que volviese a por él, necesitaba fumármelo. Cuando lo encontré, me lo puse en la boca, y volví a echar mano al bolso para buscar fuego. Saque todas las cosas, una por una pero no lo encontraba.



- Maldita sea, ¿donde estaba aquel mechero que le quite a mis padres?
- ¿Qué buscas?- dijo una voz masculina a mi espalda.
- Fuego.-dije sin dejar de buscar en el bolso.
- ¿Y desde cuando fumas?
- Desde hoy. - dije girándome rápidamente, con la intención de pedirle fuego a esa persona.- ¿Tú?-
- Sí, yo.- dijo con una inmensa sonrisa- ¿no piensas darme un abrazo pequeña?
Me abrace a él con una fuerza, con unas ganas que creo que le deje sin respiración unos segundos.
- Dios, que de tiempo, que alegría volver a verte. 
- Sí, bastante tiempo. Sigues igual de guapa que siempre.
- Y tú sigues igual de mentiroso como siempre ¿Pero cuéntame que ha sido de tu vida todo este tiempo? ¿Qué tal te va todo?
- Pues... lo deje con ella.
- ¿En serio? ¿pero que paso? No te habrá roto el corazón, ¿no? Mira, que le rompo la cara.
Se echo a reír, hacia tanto que no lo veía reír de esa manera, que ya no recordaba lo mucho que me gustaba.
- Tranquila, tranquila. Lo deje yo, no se ya no era lo mismo, el amor se acabo, amor por llamarlo de alguna manera.
- Ya... te entiendo.- agache la cabeza.
- ¡Hey! ¿Y esa carita triste?- Me dijo mientras me levantaba la cara con su mano- Me debes una explicación.
- ¿A si?
- Sí, ¿Cómo es eso de que fumas?
- ¡Vah! no fumo. Solo que hoy necesitaba uno.
- ¿Por qué? No me puedo creer que sigas pillado por aquel capullo.
- No para nada. Bueno vale si. Lo sigo. Pero un poquito ya lo estoy olvidando. Bueno para que mentir, no me lo saco de mi cabeza.
- Dios pequeña, ¿no crees que ya has sufrido bastante?, ¿no estas cansada de seguir luchando por nada? olvídalo, es lo mejor.
- Lo sé, pero...
- ¿Dejemos mejor el tema vale? No se merece ni un pensamiento, ni una palabra, ni un segundo de tu tiempo.- El silencio se apodero de aquella conversación. Pero antes de que allí el silencio nos matara por dentro, él volvió a hablar.- ¿Tienes algo que hacer ahora?
- Nada.
-Pues perdámonos por ahí un rato anda, recordemos viejos momentos. Déjame que borre esa expresión de tristeza de tu cara y que vuelva la sonrisa que tanto me gusta.


Y ese día cambie a un rubio tonto e imperfecto, por un rubio listo perfecto. Y de momento no pienso cambiarlo de nuevo. Me quedo contigo, rubio de ojos azules perfectos. 

2 comentarios: